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LOS PÁJAROS

 

 

Nadie sabe por qué grabaron el canto de los pájaros antes de exterminarlos. Unos dicen que fue, simplemente, para dar fe de su existencia. Otros señalan que, al ser estas aves metáforas del alma humana, los pájaros debían desaparecer de manera física, pero permanecer de algún modo, como el espíritu. Los más suspicaces piensan ―aunque no lo digan en público― que su desaparición tuvo que ver con un negocio subordinado a la lógica capitalista: los cantos grabados y su reproductibilidad resultaban mucho más rentables que los propios pájaros. Sería esa, por tanto, la única manera en que estas criaturas pudieron permanecer en nuestro mundo, a través de pistas grabadas que poco a poco comenzaron a comercializarse. Los habitantes de Dirmad las escuchaban a diario y rememoraban con nostalgia al oír aquellos gorjeos digitales tiempos mejores. Y cuando el canto cesaba, o incluso durante el propio canto, se preguntaban de manera recurrente cuál o cuáles habían sido los motivos de susodicha desgracia. Como sucede siempre con la fatalidad y el infortunio, muchas son las hipótesis y muy pocas las verdaderas razones. Pasaba el tiempo, y quienes se habían deleitado con la música y la visión de aquellas criaturas celestiales se sintieron incapaces de asumir el vacío dejado por ellas, y trataron de emular los sonidos que en su día escucharon de primera mano o los encontrados posteriormente en grabaciones. Sin embargo, la frágil y saturada memoria de los habitantes de Dirmad ya no podía distinguir unos de otros. Por consiguiente, los nuevos cantos de los seres humanos resultaron una vaga y penosa imitación de los originales: no tenían alma o espíritu. Eso hizo que insectos, pequeños roedores y reptiles de escaso tamaño se confiasen ante la ausencia de sus depredadores y proliferasen llenando todos los rincones de Dirmad. Y aunque se pensó en que estos últimos corrieran idéntica suerte a la de los pájaros, se descartó tal posibilidad ya que podría ocurrir algo semejante a lo ya acaecido: que se les terminase echando de menos. Así, desde hace muchos, muchísimos años, se escucha en todos los lugares de Dirmad el canto de los pájaros en grabaciones o en las bocas de los nostálgicos, quienes, de vez en cuando, se asoman a balcones y ventanas, y observan el cielo desde el suelo, esperando el regreso de aquellos viejos compañeros alados, mientras espantan a las moscas, apartan a las ratas o huyen de las serpientes que se han multiplicado en estos tiempos. Con todo, muchos habitantes de Dirmad han empezado a burlarse de quienes reproducen esos gorjeos, pues saben que los pájaros jamás existieron y que solo forman parte de un arcaico entramado mitológico.

*Textos grabados en EL ESTUDIO HAIKU por cortesía de Pablo Ramírez Bravo.